Desmontando la teoría de Stern sobre el desarrollo del lenguaje – Resumen del tercer capítulo de “Pensamiento y Lenguaje”, por Irene González-Ceballos y Jaime Fauré

 

*Escrito por Irene González-Ceballos y Jaime Fauré

Introducción

William Stern es conocido por su concepción intelectualista del desarrollo del habla infantil. Y, según Vygotsky, en ningún otro lugar como en la obra de Stern se manifiestan con tanta fuerza las limitaciones, las contradicciones internas y la inconsistencia científica del carácter idealista del personalismo filosófico y psicológico. Por este motivo, en esta entrada intentaremos analizar estas contradicciones e inconsistencias a partir de las ideas propuestas por Vygotsky en el tercer capítulo de su libro “Pensamiento y Lenguaje”.

Para comprender mejor el planteamiento de Vygotsky, es necesario conocer antes cuáles eran las ideas de Stern sobre el desarrollo del lenguaje infantil. Siguiendo esta lógica, a continuación mostraremos algunos supuestos y conceptos que propone Stern, juntamente a los comentarios y las consideraciones que hace Vygotsky a cada uno de ellos. En pocas palabras, estas ideas tenían que ver con (a) las raíces del habla, (b) la toma de consciencia del niño sobre los símbolos, (c) los indicios del cambio en el desarrollo lingüístico y (d) la interpretación de las primeras palabras del niño.

Las raíces del habla

Stern distingue tres raíces del habla: (1) la tendencia expresiva, (2) la tendencia social y (3) la tendencia intencional. A diferencia de las dos primeras, las cuales aparecen en los rudimentos del lenguaje animal, la tercera tendencia es específicamente humana. Stern la define como la orientación hacia un determinado contenido o significado. Así, llega a afirmar que, en cierto estado de su desarrollo psíquico, el hombre adquiere la capacidad de significar algo.

Ahora bien, según Vygotsky, cuando Stern intenta explicar los rasgos del lenguaje humano desarrollado y la intencionalidad se hace eco de una fuerza motriz del desarrollo del lenguaje, una tendencia innata, casi un instinto. Y, en este punto, termina por sustituir la explicación genética por la intelectualista, y acaba explicando una cosa por sí misma: a partir de la tendencia intencional es cómo adquiere significado el habla, es decir, a partir de la tendencia hacia el significado. De hecho, llega a decir que hay un momento en el desarrollo del lenguaje cuando «se abre paso la intencionalidad y confiere al lenguaje su carácter específicamente humano» (Stern, 1928, p. 127).

 

La toma de conciencia del niño sobre los símbolos

Stern consideró que al segundo año de vida el niño puede tomar consciencia de los símbolos y su necesidad, y considera ya este descubrimiento como un proceso de pensamiento en el sentido propio de la palabra.

En cambio, desde el punto de vista de Vygotsky todo lo que sabemos sobre la mente del niño de un año y medio o dos años encaja muy mal en la suposición de Stern de que el niño de esa edad sea capaz de realizar una operación intelectual tan complicada como tener conciencia del significado del lenguaje. Es más, numerosas investigaciones observacionales y experimentales muestran que la comprensión de las relaciones entre el signo y el significado, y el uso funcional de los signos, aparecen mucho más tarde y no están en absoluto al alcance del niño de esta edad.

Siguiendo esta lógica, Vygotsky comenta la evidencia empírica que justifica su valoración. Concretamente, menciona las observaciones de Wallon, Koffka Piaget, Delacroix y otros muchos sobre niños y niñas, así como las observaciones específicas de Karl Bühler sobre niños sordomudos. En todas ellas, se observa: (1) que la “descubierta” de la relación entre la palabra y el objeto por el niño no conduce inmediatamente a una conciencia clara de la relación funcional simbólica entre el signo y el referente; y (2) que no se produce un “descubrimiento” como tal, cuya ocurrencia pueda ser señalada con exactitud en un determinado momento; por el contrario, hay una serie de lentos y complejos cambios “moleculares” que dan lugar a esa etapa decisiva en el desarrollo del lenguaje.

 

Los indicios del cambio en el desarrollo lingüístico

Stern sí que apuntó, correctamente, dos indicios objetivos que permiten juzgar acerca de la existencia de este momento crítico decisivo en el desarrollo lingüístico, cultural e intelectual del niño: (1) la aparición de preguntas sobre los nombres y los objetos; y (2) el consiguiente crecimiento brusco del vocabulario del niño.

Sin embargo, rechaza dar a estos indicadores una explicación genética y atribute al intelecto el puesto metafísico de origen del habla significativa. Para Vygotsky, esta aproximación bloquea la investigación de las interacciones dialécticas implicadas entre el pensamiento y el habla. Es decir, el propio marco teórico de Stern le impide sacar conclusiones obvias de sus propias observaciones.

 

La interpretación de las primeras palabras

Otro de los elementos clave en las teorías del desarrollo del habla infantil es la interpretación que se hace de las primeras palabras del niño. Desde su perspectiva, Stern señala que en las primeras palabras la indicación del objeto predomina sobre el tono moderadamente emocional y que la dimensión significativa aparece como resultado de la tendencia hacia lo significativo.

La interpretación de Stern, sin embargo, no acepta la idea de que la intencionalidad se desarrolle a partir del gesto indicador y la primera palabra, rechazando así los hechos y pruebas objetivas que demuestran que la indicación del objeto aparece ya en los pre-estadios más primitivos del desarrollo del habla infantil, antes de cualquier intencionalidad. De este modo, Stern se niega a aceptar la única explicación posible que Vygotsky daba a todos estos hallazgos: la explicación genética. Desde esta postura, Vygotsky llega a la conclusión inevitable de que el acto de señalar precede a la tendencia intencional. En la Figura 1, se recoge un ejemplo del libro en que el autor intenta escenificar la implicaciones y diferencias de ambas propuestas teóricas.

 

Figura 1. Las primeras palabras del niño/a, según Stern y Vygotsky

 

En definitiva, la perspectiva genética defendida por Vygotsky parece ser la única posible para explicar coherentemente desde un punto de vista científico cómo el sentido del lenguaje surge en el proceso de desarrollo de la intencionalidad. Cómo “la orientación hacia un significado concreto” procede de la orientación del signo indicador (el gesto, o la primera palabra) hacia un determinado objeto y, en última instancia, de la orientación afectiva hacia el objeto.

Para finalizar, la idea principal de Stern es la idea del personalismo: la personalidad como unidad psicofísica neutral. “Consideramos el lenguaje infantil -dice- ante todo como un proceso radicado en la integridad de la personalidad” (p. 121). Para Stern, la personalidad es “algo que existe en la realidad, que constituye una unidad real, específica y que se valora a sí misma, y como tal, a pesar de sus múltiples funciones parciales, actúa como una unidad orientada hacia un fin determinado” (Stern, 1905, pág. 16). Nada más alejado de la explicación que nos ofrece Vygotsky, pero esa es harina de otro costal.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: