*Escrito por Jeymy Aguilera
La presente entrada tiene como objetivo fichar un artículo publicado por Andrés Haye y Antonia Larraín (Haye & Larraín, 2011). La idea de estos autores es contribuir a la comprensión teórica de la naturaleza comunicativa del discurso. Para lograr esto, se centran en el análisis de la unidad dialógica en las prácticas discursivas. En primer lugar, describen el concepto de discurso, haciendo referencia a que es el conjunto de: conversaciones, escritos, pensamientos que se formulan al leer un texto (e.g. interpretaciones), autodiálogos (monólogos), exposiciones/disertaciones, etc. Y, en segundo lugar, señalan que, basándose en el estudio de Bakhtin, la unidad de análisis del discurso es el enunciado, y haciendo referencia a Vygotsky, añaden que este concepto es una sinonimia de la palabra.
Ahora bien, más en detalle, ¿Qué es el enunciado? Según los autores, responder a esta pregunta no es sencillo, porque tal término tiene diferentes definiciones según el enfoque que se utilice (fenómeno dialógico vs no dialógico); sin embargo, ellos se ciñen en la noción de Bakhtin, e interpretan que el enunciado es siempre una respuesta a otros enunciados, por ende, son interdependientes y se manifiestan en la interacción. Más en profundidad, Haye & Larraín (2011) caracterizan a los enunciados como:
Nota. Creación propia a partir de lo expuesto por Haye & Larraín (2011).
En tal sentido, especifican que el enunciado no se debe entender como un signo, ni como el acto de emitirlo, sino que se debe comprender como el surgimiento de una nueva perspectiva, ya sea refutable, o bien, complementaria, a una anterior. De este modo, cada enunciado va generando una cadena, porque mediante la respuesta, se van enlazando mutuamente. En otras palabras, un enunciado es un vínculo que une la posición tomada por un hablante, en un momento anterior, con una nueva posición, y así continuamente; por ello, es receptivo, contextualizado y dinámico, y por sobre todo, un lazo social caracterizado por la comunión (coparticipación) del habla.
Otras peculiaridades que mencionan Haye & Larraín (2011) sobre los enunciados son que tienen límites, pero estos límites no están determinados por sí mismos, sino que están establecidos por el otro, es decir, por el cambio de sujetos hablantes (e.g. un hablante finaliza su enunciado mediante una señal, que puede ser el silencio, así, cede la palabra, o deja espacio para la comprensión receptiva del otro). Este cambio de sujetos indica dos cosas: la existencia de turnos en el acto de habla, y la transformación del sujeto oyente en sujeto hablante.
Lo anterior indica que el enunciado es polifónico, es decir, que implica varios enunciados. Dicho de otro modo, un enunciado no es sólo una respuesta afirmativa, o contraria, de una nueva posición, sino la puesta en común, o la distinción, de dos (o más) posiciones implicadas. En este sentido, cada enunciado es la articulación semiótica de una posición ideológica frente a enunciados anteriores y futuros.
Bajo tal línea, que deviene del marxismo y de la filosofía del lenguaje, los enunciados, esencialmente, implican la toma de posición activa, y creativa, de alguien hacia algo. Esta noción de toma de posición es importante, porque indica que:
- Cada enunciado implica una actitud, un acento afectivo, y una valoración. No es neutral, ni está libre de contexto.
- A pesar de la multiplicidad de voces que conforman un enunciado, generalmente, cada uno expresa una evaluación principal por parte de un solo sujeto hablante, lo que indica un proceso unitario de posicionamiento.
A modo de conclusión, los autores del artículo sintetizan la definición de enunciado, manifestando que, en esencia, es el encuentro, y la diferencia, con otra persona. Esto significa que es la unidad básica de la vida social, porque cada acto discursivo lleva a cabo una operación de vinculación sociocultural. Más en profundidad, cada enunciado no sólo articula diferentes perspectivas, sino también múltiples sujetos, por ende, impacta directamente en los fenómenos sociales, y en nuestra experiencia con los demás.
Al respecto, mi reflexión surge a partir de otra lectura, la cual está muy vinculada a mi práctica profesional, porque trata de la construcción de la identidad profesional. En específico, en dicho artículo existen varias similitudes con el expuesto en este resumen, el primero se remonta a la definición entre “enunciado” e “identidad profesional”, puesto que Solari y Martín (2018) mencionan que esta última se entiende como “un proceso dialógico de negociación de significados, situado socio-históricamente, relacional, dinámico y construido discursivamente” (p. 63). Esta definición encaja demasiado con la definición que Haye & Larraín (2011) hacen del enunciado, y lo hace aún más si comparamos sus características, puesto que como se ve en la imagen, describen al enunciado como responsivo, situado y dinámico, en donde su aspecto fundamental es la interacción social; asimismo, Solari y Martín (2018) caracterizan a la identidad como con una naturaleza “dinámica, situada e interactiva” (p. 77).
La segunda similutud es que los cuatro autores recurren a Bakhtin (o Bajtín) para hacer alusión al término “polifonía”: Haye & Larraín (2011), como vimos, indican que los enunciados son polifónicos, porque están constituidos por una variedad de posiciones ideológicas, complementarias, o inversas, frente a otros enunciados; y por su parte, Solari y Martín (2018) señalan que la identidad dialógica está constituida por una pluralidad de voces que coexisten con determinados puntos de vista, y cuyas relaciones permiten la toma de posiciones específicas.
En relación a lo anterior, surge la tercera similitud: todos los autores recurren a Vygotsky para decir que tanto los significados de un enunciado, como los de la identidad, no son creados por individuos aislados, sino que surgen a partir del diálogo de al menos dos voces. Dicho de otro modo, ambos términos (enunciado e identidad) son posible para dos, pero no para uno, y en este sentido, son los cimientos del mundo social (Haye & Larraín, 2011; Solari y Martín, 2018).
A raíz de que no observo que las definiciones, y caracterización, entre enunciado e identidad varíen, es más, las similitudes abordadas las hacen ver más o menos iguales, finalizo mi reflexión con las siguientes interrogantes: ¿un enunciado es lo mismo que una identidad dialógica?, ¿los enunciados conforman a la identidad dialógica, o es al revés, y/o se van conformando mutuamente?
Referencias
Haye, A., & Larraín, A. (2011). What is an utterance? En Dialogicality in Focus: Challenges to Theory, Method and Application (pp. 33-52). https://www.researchgate.net/profile/Andres-Haye/publication/229433006_What_is_an_utterance/links/5c87ad5c92851c831974dc6d/What-is-an-utterance.pdf
Solari, M., & Martín, E. (2018). Voces que Nos Conforman. La Construcción de la Identidad Profesional de una Orientadora Novel desde una Perspectiva Sociocultural. 21. https://www.redalyc.org/jatsRepo/274/27464623005/27464623005.pdf